El Estado Civil de Jesús

 


¿Hay en los evangelios algún dato, directo o indirecto, que haga pensar que Jesús estuvo casado?

Naturalmente, no hay ninguna declaración explícita en el sentido de que lo estuviese. Por otro lado,
tampoco la hay de que no lo estuviese. Y esto es a la vez más curioso y más significativo de lo que pueda parecer a primera vista. Tal como señala el Dr.Geza Vermes, de la universidad de Oxford, «Hay en los evangelios un silencio total en lo que se refiere al estado civil de Jesús... Semejante estado de cosas es suficientemente insólito en la judería antigua como para propiciar nuevas investigaciones»
Los evangelios afirman que muchos de los discípulos —Pedro, por ejemplo— estaban casados. Y el propio Jesús en ninguna parte aboga por el celibato. Al contrario, en el evangelio de Mateo declara: «¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo...? Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer: y los dos serán una sola carne» (Mt:19, 4-5). Difícilmente pueden estas palabras ser compatibles con la recomendación del celibato. Y si Jesús no predicó el celibato, tampoco hay motivo para suponer que lo practicase. Según la costumbre judaica de la época, que un hombre se casara no era únicamente normal, sino también casi obligatorio. Exceptuando entre ciertos esenios de ciertas comunidades, el celibato era condenado vigorosamente. Durante las postrimerías del siglo I un autor judío incluso comparó el celibato deliberado con el asesinato y, al parecer, su actitud no era única. Y para un padre judío encontrar esposa para su hijo era tan obligatorio como encargarse de que éste fuera circuncidado.

Si Jesús no estaba casado, el hecho hubiera sido sumamente conspicuo. Habría llamado la atención y se hubiese utilizado para caracterizarle e identificarle. Le hubiera apartado en un sentido significativo del resto de sus contemporáneos. De haber sido así, es de esperar que como mínimo una de las crónicas de los evangelios haría alguna referencia a tan marcada desviación de la costumbre. Si Jesús era en verdad tan célibe como afirma la tradición posterior, es extraordinario que no haya ninguna alusión a tal celibato.Como si lo vemos en el Antiguo Testamento cuando es el propio Yahveh quien ordena al profeta Jeremias,mantenerse celibe.

Es por eso que La falta de tal alusión decididamente sugiere que Jesús, en lo que se refería al asunto del celibato, se ajustaba a los convencionalismos de su época y su cultura, sugiere, en suma, que estaba casado. Sólo esto explicaría satisfactoriamente el silencio que sobre el asunto guardan los evangelios. El argumento lo resume del modo siguiente un respetado erudito moderno en cuestiones teológicas:
"Dado el trasfondo cultural que indican los testimonios... es sumamente improbable que Jesús no se
casara mucho antes del inicio de su ministerio público. Si hubiera insistido en su celibato, habría armado gran revuelo,es decir una reacción en su entorno que hubiese dejado algún rastro"

La hipótesis del matrimonio resulta aún más sostenible si se tiene en cuenta que en los evangelios con frecuencia se aplica a Jesús el título de «Rabí». Desde luego, es posible que el citado término se utilice en su sentido más amplio, es decir, cuando significa sencillamente «maestro que se ha nombrado a sí mismo».
Pero la cultura de Jesús —su alarde de conocimientos ante los ancianos del templo, por ejemplo— es un buen indicio de que era algo más que un maestro que se hubiera nombrado a sí mismo. Induce a pensar que se sometió a algún tipo de preparación rabínica oficial y que era reconocido oficialmente como rabí. Esto se ajustaría a la tradición, que presenta a Jesús como rabí en el sentido estricto de la palabra. Pero, si Jesús era un rabí en tal sentido estricto, su matrimonio no hubiera sido probable, sino virtualmente cierto. La ley misnaica(Tradición Legislativa Religiosa)de los judíos es bien explícita al respecto: «Un hombre soltero no puede ser maestro» Curiosamente algunas versiones Biblicas,sobretodo antiguas.Conservan el Titulo de Rabí,en vez de la palabra traducida al español de "Maestro",cuando sus discípulos se dirigen a el.

Así pues, el hecho de que en los evangelios no se hable del matrimonio de Jesús es un buen argumento, no contra la hipótesis de tal matrimonio, sino a favor de ella,es decir dejan el asunto como algo ya implícito.

FUENTE: El Enigma Sagrado, Lincoln,Baigent&Leigh,pag 320

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